Además de con las obras religiosas características de parte de la trayectoria de algunos pintores vinculados a las vanguardias artísticas como Dalí (Cristo de San Juan de la Cruz, La última cena, Corpus hypercubus, La Madonna de Port Lligat) o Marc Chagall (vidrieras), el arte cristiano del siglo XX se renovó estéticamente gracias al gran impacto visual de la arquitectura de los movimientos vanguardistas (arquitectura expresionista -Expressionistische Kirchenmalerei-, Bauhaus, funcionalismo, racionalismo, organicismo, Movimiento Moderno), que se aplicaron, no sin escándalo, a algunos edificios religiosos. El Movimiento Litúrgico iniciado por Johannes van Acken (La construcción cristocéntrica de iglesias, 1922) influyó en un cambio de sensibilidad del cristianismo hacia los espacios de culto, que se fue concretando en algunas experiencias arquitectónicas, tanto en edificios católicos como en protestantes (Dominikus Böhm, Otto Bartning). Ya en la segunda mitad del siglo, la profunda renovación que supuso para el catolicismo el Concilio Vaticano II se expresó en todas las artes.
Sin importar el indiferentismo religioso o el anticlericalismo de buena parte del entorno artístico no oficial en que se desarrollaron los movimientos innovadores de finales del siglo XIX, la espiritualidad cristiana, más o menos heterodoxa, estuvo presente en sus creaciones. En el caso de Gaudí, su religiosidad no sólo era muy profunda, sino que estaba completamente integrada en las estructuras eclesiásticas, hasta tal punto que se ha iniciado su proceso de beatificación.
Además de con las obras religiosas características de parte de la trayectoria de algunos pintores vinculados a las vanguardias artísticas como Dalí (Cristo de San Juan de la Cruz, La última cena, Corpus hypercubus, La Madonna de Port Lligat) o Marc Chagall (vidrieras), el arte cristiano del siglo XX se renovó estéticamente gracias al gran impacto visual de la arquitectura de los movimientos vanguardistas (arquitectura expresionista -Expressionistische Kirchenmalerei-, Bauhaus, funcionalismo, racionalismo, organicismo, Movimiento Moderno), que se aplicaron, no sin escándalo, a algunos edificios religiosos. El Movimiento Litúrgico iniciado por Johannes van Acken (La construcción cristocéntrica de iglesias, 1922) influyó en un cambio de sensibilidad del cristianismo hacia los espacios de culto, que se fue concretando en algunas experiencias arquitectónicas, tanto en edificios católicos como en protestantes (Dominikus Böhm, Otto Bartning). Ya en la segunda mitad del siglo, la profunda renovación que supuso para el catolicismo el Concilio Vaticano II se expresó en todas las artes.
Además de con las obras religiosas características de parte de la trayectoria de algunos pintores vinculados a las vanguardias artísticas como Dalí (Cristo de San Juan de la Cruz, La última cena, Corpus hypercubus, La Madonna de Port Lligat) o Marc Chagall (vidrieras), el arte cristiano del siglo XX se renovó estéticamente gracias al gran impacto visual de la arquitectura de los movimientos vanguardistas (arquitectura expresionista -Expressionistische Kirchenmalerei-, Bauhaus, funcionalismo, racionalismo, organicismo, Movimiento Moderno), que se aplicaron, no sin escándalo, a algunos edificios religiosos. El Movimiento Litúrgico iniciado por Johannes van Acken (La construcción cristocéntrica de iglesias, 1922) influyó en un cambio de sensibilidad del cristianismo hacia los espacios de culto, que se fue concretando en algunas experiencias arquitectónicas, tanto en edificios católicos como en protestantes (Dominikus Böhm, Otto Bartning). Ya en la segunda mitad del siglo, la profunda renovación que supuso para el catolicismo el Concilio Vaticano II se expresó en todas las artes.
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